En medio de un coyuntura de presiones inflacionarias, el ministro de Hacienda anunció que se disminuirá el impulso fiscal de la economía, para controlar la inflación, dejando el crecimiento del gasto público para 2011 en un 5%.
Esta cifra supone un recorte a la proyección inicial del gasto contemplado en el Presupuesto 2011, el cual estimaba que el gasto mostraría una expansión en torno al 5,5% real. Esto significa reducir el crecimiento del gasto público en US$ 750 y US$ 800 millones.
Esto representa un 1,4% del gasto público y un 0,4% del PIB.
Las áreas que se verán mayormente mermadas, son secundarias y responden a viáticos, telefonía, publicidad, y menos consumo de energía, y los vehículos fiscales se cambiarán cada seis años, entre otras medidas.
La reducción no se hará presente en áreas trascendentes. Por ejemplo, el fondo nacional de desarrollo regional, los subsidios habitacionales, ni la bonificación a zonas extremas, ni las subvenciones escolares se verán mermadas.
Tampoco sufrirán variaciones las pensiones, subsidios únicos familiares, las asignaciones familiares, el programa Chile Solidario, el sistema de protección integral a la infancia, el subsidio al agua potable, a las tarifas eléctricas, ni los planes de empleo, ni la bonificación a la contratación de mano de obra, entre otras cosas.
Esta medida es una contribución directa al control de las tasas de interés. En un escenario en que el sector público contribuye más debemos ver una moderación en el crecimiento de las tasas de interés. Con menor crecimiento del gasto público, en que se generara una menor presión sobre la inflación y las tasas de interés.