Tango en Buenos Aires

Es muy bien sabido que la ciudad de Buenos Aires está habitada, además de sus residentes habituales, por absolutamente todos los fantasmas del tango rioplatense. Apenas pise usted cualquiera de las calles de esta bellísima ciudad, no podrá resistirse a la posesión del espíritu del tango que le llevará de las narices hasta algún bodegón arrabalero de San Telmo. Y, por supuesto, allí tendrá usted a mano su tarjeta de crédito Gold para realizar su entrada triunfal en el mundo del dos por cuatro.

Una vez cómodamente sentado a la mesa de uno de estos tradicionales lugares, podrá apreciar las más excelsas voces porteñas en un ambiente íntimo y “a media luz”, justo como dice el tango de Mariano Mores. También podrá disfrutar de maravillosos espectáculos en los que los bailarines desplegarán toda su magia repleta de firuletes, cortes y quebradas; esté tranquilo que no correrá usted el riesgo de perdérselos puesto que allí estará su tarjeta de crédito Gold para impedirlo.
Y como el espíritu del tango es tan pertinaz como la “garúa” –otro magnífico tango- y no se complacerá simplemente con que usted sea un simple observador u oyente, verá que se sentirá inmediatamente atraído a tomar unas cuantas clases de tango en alguna de las tantas milongas de la noche porteña. También en esta oportunidad su tarjeta de crédito Gold, en complicidad con el embrujo tanguero, le posibilitará convertirse en un eximio bailarín.
Cuando ya lo haya logrado, pues no tiene más que convencer a su pareja e inscribirse juntos en el Tango Buenos Aires Festival y Mundial que se celebra cada año en la ciudad y convoca a danzarines del mundo entero. Y aunque finalmente decida no inscribirse por más que su tarjeta de crédito Gold y el espíritu del tango le empujen insistentemente al centro del escenario, de ninguna manera se arrepentirá de concurrir a este evento capaz de convocar a más de 400.000 espectadores.
Otra fantástica experiencia pensada para estimular y profundizar los sentidos puede encontrarse en las clases de tango a ciegas ofrecidas en ciertos teatros de Buenos Aires en medio de la más completa oscuridad, en las que los cuerpos de los participantes se “escuchan” y el tango realmente queda prendido en la piel. Claro que su tarjeta de crédito Gold tampoco le negará la oportunidad de gozar de esta vivencia singular.
Por supuesto, no se vaya de Buenos Aires sin los clásicos de la discografía tanguera y la típica foto en Jean Jaurés 735, la casa hoy museo de Carlos Gardel. Su tarjeta de crédito Gold estará con usted incluso mientras el fantasma de Carlitos le acompaña al fin, risueño, hasta su casa.

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